La revitalización del Camino, ocurrida en los últimos años, ha propiciado la creación un modelo oficial de credencial para el peregrino.
Este tramo del Camino está íntimamente ligado a las costumbres peregrinas y, sobre todo, a los miles de caminantes que han recorrido esta ruta, algunos ilustres como el Rey Don Manuel o la reina Santa Isabel de Portugal, o anónimos la mayoría.
El itinerario del Camino Portugués está salpicado de puntos que han sido testigos de míticas historias ocurridas con el paso de los siglos.
Así, el que se decide a recorrer los 114 kilómetros sobre los que se extiende esta ruta, pasará por lugares tan sugerentes como:
- El «Ponte das Febres» donde San Telmo enfermó en su peregrinación a Compostela.
- El «Ponte de Sampaio», donde el pueblo en armas derrotó al Mariscal Ney durante la guerra de la Independencia.
- La Canicouva, por donde pasó el ejército de Almanzor que, utilizando esta misma ruta, arrasó Compostela.
- El puente sobre el Ulla, en Cesures, donde aguas abajo el Obispo Cresconio tuvo que construir las Torres del Oeste, para frenar los ataques de las naves vikingas «A furore normanorum, liberanos Domine» gemían con pavor los cristianos ante estas incursiones despiadadas.
- Padrón, punto a donde llegó el cuerpo del Apóstol custodiado por sus discípulos. Teodomiro, obispo de Iría, descubrió el sepulcro del Apóstol, allá por el año 813.
- En Rúa de Francos se encuentra el Castro Lupario, antigua morada de la Reina Lupa, uno de los personajes más llamativos de la leyenda jacobea, que participó activamente en el traslado del cuerpo del Apóstol hacia Santiago, tratando de impedirlo.
Los caminos lusos son dos: el interior por Vila Real y Chaves que entraba en Galicia por Verín y Ourense; y el más occidental, que parte de Lisboa. Monarcas como Sancho III, Alfonso III, Don Manuel el Afortunado o Doña Isabel, o Rainha Santa, cumplieron su peregrinación a Santiago.
Si se comienza en Lisboa, se asciende el Tajo por la gótica Santarém y Golega. A continuación, está el gigantesco monasterio de Tomar, enclave de la Orden del Cristo, con su rotonda de los templarios, que copia la estructura del Santo Sepulcro de Jerusalén y sus ocho claustros, además de la famosa ventana manuelina.
La universitaria Coimbra guarda el sepulcro de la Reina Santa, dos catedrales y una iglesia medieval dedicada a Santiago. Se cruza el Douro en Porto, entrando en lo que fuera antiguo Gallaecia y por Vila do Conde, con el austero convento de las Clarisas y el sepulcro del Rey Alfonso Sánchez; se llega a la iglesia románica de San Pedro de Rates y a Barcelos, donde existe una leyenda del gallo semejante a la riojana de Santo Domingo de la Calzada, convirtiéndose el ave en un emblema de todo Portugal.
En su paso por Galicia, hay que destacar los siguientes puntos:
- La Sierra de Labruja que da paso a las fortificadas Valenca do Minho y Tuy, que fue capital de una de las siete provincias gallegas y sede episcopal, conservando un compacto conjunto histórico de pétreos edificios y civiles en torno a la catedral.
- Porriño y Mos, en el industrioso valle de A Louriña donde aún quedan a modo de oasis de la naturaleza las Gándoras de Budió. Éstas conducen a la Redondela, presidido por los viaductos del ferrocarril y lugar donde se juntaban los peregrinos que desembarcaban en Bayona y Vigo. Bordeando lo hermosa ría de Vigo con el inolvidable panorama de las bateas mejilloneras, la isla de San Simón, el moderno puente de Rande y el pueblo de Arcade, conocido por sus ostras, se atraviesa el Verdugo en Ponte Sampaio. Aquí acaeció la derrota francesa en la guerra contra Napoleón que supuso la temprana liberación de Galicia.
- Pontevedra, la antigua Ad Duos Ponte romana, es, tras Compostela, el conjunto monumental mejor conservado de Galicia con sus pinzas de A Leña, las dedicada al mítico fundador Teucro o la Ferreiría, los conventos mendicantes de San Francisco, Santo Domingo y Santa Clara, el completo museo, los abundantes palacios y los templos de San Bartolomé, Santa María y la Peregrina.
Tras la estación balnearia de Caldas se salva el Ulla en Pontecesures, y se arriba a Padrón. Esta villa rosaliana (nació en ella Rosalía de Castro) también lo es jacobea por conservar numerosos recuerdos de la supuesta predicación del hijo del Zebedeo (Santiaguiño do Monte, con romería el 25 de julio) y de la traslación, que se completan con la visita a Iria, la antigua población romana que fue sede obispal antes que Santiago. Cerca, los restos del Castro Lupario y la vía romana de Iria Flavia a Aseconia dan visos de verosimilitud a la leyenda. El barrio compostelano del milagroso santuario de A Escravitude y A Rocha aproximan al ansiado final.